Constante preocupación, nerviosismo o miedo. Leer más.
Pérdida de contacto con la realidad, alucinaciones, delirios.
Estrés crónico laboral, agotamiento emocional, despersonalización.
Estado de ánimo bajo, falta de interés, sentimientos de inutilidad.
Pensamientos intrusivos, rituales repetitivos, ansiedad.
Inestabilidad emocional, relaciones interpersonales caóticas.
Búsqueda compulsiva de sustancias o actividades, a pesar de consecuencias adversas.